Lesión de codo por jugar golf (“codo de golfista”)
La epitrocleítis, epicondilalgia medial o "codo de golfista" es una patología caracterizada por dolor en la cara interna del codo, sobre la epitróclea (prominencia ósea más interna del codo), como resultado de una tensión mantenida o por sobreesfuerzos repetidos. Normalmente se produce como consecuencia de una irritación del tendón y el hueso, y es de origen mecánico, por sobrecarga de los músculos epitrocleares (encargados de flexionar la muñeca y los dedos y de hacer la pronación del antebrazo -llevar la palma de la mano hacia abajo-). Se trata de un sobreagotamiento de los músculos epitrocleares que se traduce en un sufrimiento periosteotenomuscular. En ocasiones puede aparecer como consecuencia de un traumatismo directo en la zona o tras un traumatismo indirecto (caída en la que se apoyan las manos en el suelo).
El codo de golfista se produce cuando hacemos un uso excesivo (en cuanto a frecuencia e intensidad) de los músculos que flexionan los dedos y la muñeca, y como consecuencia, los tendones sufren a nivel de su inserción en el hueso un proceso inflamatorio (tendinitis) y en algunos casos pequeños desgarros, que cursan con un fuerte dolor.
Los tendones que se ven afectados principalmente son los de los músculos: pronador redondo, palmar mayor, flexor común superficial de los dedos y cubital anterior.
Los hallazgos anatomopatológicos son los mismos que en la epicondilitis lateral, los propios de una tendinosis, localizados fundamentalmente en el origen del palmar mayor y pronador redondo. Con frecuencia, aproximadamente en el 40% de los casos, hay una reacción fibrosa que alcanza el canal retroepitroclear del nervio cubital.
Los cambios inflamatorios (tendinitis) se han observado en las etapas agudas, pero éstos están ausentes si los síntomas llegan a ser crónicos (a partir de los 3 meses). En estas fases crónicas se habla de procesos de tendinosis, proceso degenerativo de las fibras del tendón.
Además, en las epicondilalgias, pueden sumarse las principales causas de dolor (tendinopatía, patología humerorradial, neuropatía radial) con otras otras a distancia (radiculopatía, psiquismo), lo que complica el tratamiento. Cuando los pacientes afectados pertenecen a ciertas clases de deportistas (golfistas, jugadores de béisbol...) o profesionales (fontaneros, electricistas...), hay que tener en cuenta ante todo los movimientos relacionados con sus actividades.
Es más frecuente en profesiones que requieren actividades manuales repetitivas y prolongadas, posturas forzadas mantenidas, vibración, estrés mecánico, esfuerzos bruscos y enérgicos, temperaturas frías... Como ejemplo de estas profesiones podríamos incluir a cocineros, electricistas, guitarristas, fontaneros, peluqueras, charcuteros y pescaderos, mecánicos, trabajadores de la madera, limpiadoras, trabajadores de conserveras...
En ocasiones en la práctica clínica nos encontramos pacientes que no presentan un factor desencadenante claro por su actividad laboral, pero si se insiste en realizar una buena anamnesis suelen aparecer posibles causas que muchas veces se le pueden pasar por alto al paciente (por ejemplo llevar una bolsa de la compra pesada).
Tiene una incidencia mucho menor que la epicondilalgia lateral o epicondilitis (de 5 a 8 veces menos frecuente que la epicondilitis), e igualmente predomina en la 4ª y 5ª década de la vida y aparece con frecuencia similar en el hombre y en la mujer.
Es frecuente esta patología en jugadores de golf noveles y también en edades tardías, debido a las excesivas repeticiones y a la falta de coordinación del gesto deportivo, que produce una sobrecarga en la zona de inserción. Se produce de forma lenta por un gesto repetitivo de lanzamiento de la pelota o de forma aguda en un golpe contra el suelo con fuerte tracción de la inserción de los músculos epitrocleares por una mala técnica en la ejecución del gesto técnico del swing (movimiento base del golf, que consiste en balancear el cuerpo, blandiendo el palo, para ejecutar correctamente el golpe). Normalmente, se da en deportistas que están en fase de aprendizaje y que practican en pistas duras, hechas a base de tapices que suelen reproducir los jardines de césped. En cada sesión estos jugadores amateurs realizan hasta 100 golpes en media hora, 25 de los cuales suelen dar directamente sobre el suelo, causa principal de la lesión.
Es una lesión también frecuente en otros deportes además del golf, tales como el béisbol (se somete al codo a una posición muy forzada en valgo, asociada a un trabajo muscular muy intenso de la musculatura epitroclear), el lanzamiento de jabalina (por los mismos motivos que el béisbol), el tenis (sobre todo en los golpes en los que se le da efecto a la bola), el tiro con arco, la pesca...
La utilización de un material inadecuado en la práctica deportiva también puede favorecer la aparición de esta lesión (palo de golf, jabalina con empuñadura inadecuada...).
Otro de los factores que pueden facilitar su aparición es el desequilibrio entre la potencia de los músculos flexores y extensores de la muñeca.
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