GESTIONAR EL ÁCIDO LÁCTICO EN EL ENTRENAMIENTO
A la hora de realizar una actividad física, existe una reiterada preocupación: el ácido láctico y sus efectos negativos al momento de entrenar. El ácido láctico se forma cuando el organismo descompone carbohidratos para utilizarlos como energía, y de esta manera lidiar con la fatiga. La mejor manera de controlarlo y neutralizar sus contraindicaciones es comprendiendo la naturaleza de su generación y metabolización.
El ácido láctico es el resultante del metabolismo del azúcar en el momento en que los niveles de oxígeno son bajos. Esto puede producirse por infecciones o enfermedad o durante entrenamientos intensos. Los ejercicios intensos y anaeróbicos a los que nos referimos pueden ser desde levantar pesas hasta el running por intervalos: correr a mucha velocidad en períodos de corta duración pero de gran esfuerzo físico.
EFECTOS DE SU ACUMULACIÓN
En entrenamientos regulados y condiciones normales, el nivel de ácido láctico es reutilizado sin producir efecto en el cuerpo. Pero cuando la actividad es intensa e incrementada bruscamente, puede existir una acumulación sustancial, tornando a los músculos más ácidos y afectado su contracción.
Un síntoma muy común mencionado por los atletas aparece cuando los músculos comienzan a quemar o apretar. Esto significa que el organismo está realizando un mecanismo de defensa contra el daño que demasiada acidez puede producirle a la fibra muscular.
Esta acidificación muscular contribuye con la fatiga del organismo ya que inhibe las enzimas encargadas de descomponer la molécula de glucosa para obtener energía e impide que el calcio se una a las fibras musculares, generando la contracción.
¿CÓMO PODEMOS CONTROLAR EL ÁCIDO LÁCTICO?
Lo principal para poder reducir la acumulación de ácido láctico y evitar la fatiga es conocer su función y cómo opera en el proceso de ejercitación. La información correspondiente puede ayudar a identificar los efectos en el cuerpo, ya que por ejemplo, esta sustancia no produce dolor una vez terminado el entrenamiento sino sólo sensación de ardor durante el mismo.
Mantenerse hidratado, respirar profundo y ser cuidadoso al momento de levantar peso, son instancias de gran importancia para disminuir el riesgo de sentir que los músculos queman debido a la disminución de oxígeno. Podemos tomar una solución de bicarbonato de sodio para mitigar sus efectos.
En cuanto al ritmo y la intensidad de los entrenamientos, es recomendable regular cada momento, es decir, dedicar el tiempo suficiente para calentar antes de la actividad y realizar una recuperación o estiramientos activos después de la actividad, disminuir la intensidad de los ejercicios ante sensación de ardor, mantenerse activo y ejercitarse con frecuencia.
Por último, adaptarse convenientemente a los entrenamientos, teniendo en cuenta las condiciones físicas individuales, la constancia de la actividad y los síntomas del cuerpo, es fundamental para ir estabilizando los niveles de ácido láctico.
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