¿Realmente te han diagnosticado bien?... Puede que sea una SACROILEÍTIS
Tal como su palabra lo dice, la sacroileítis es la inflamación de la articulación sacroileaca (La articulación ASI es la articulación axial más grande del cuerpo, con una superficie promedio de 17,5 cm2). Es una articulación que puede soportar una fuerza dirigida medialmente 6 veces mayor, pero solo la mitad de la torsión y 1/20 de la carga de compresión axial. Estos dos últimos movimientos pueden preferentemente tensar y lesionar la cápsula articular anterior que es más débil.
La sacroileítis es una lesión que afecta a los ligamentos y a la propia articulación que une el sacro con el hueso iliaco, es decir la articulación que une la columna vertebral con la pelvis, articulación sacroilíaca. El síntoma principal va a ser el dolor a los laterales del final de la columna vertebral en cualquier movimiento y en especial cuando inclinamos el cuerpo hacia adelante.
La inflamación de la articulación sacroileáca puede presentarse de un solo lado o de ambos lados.
Cuando la sacroileítis se encuentra en un estado subagudo es difícil de diagnosticar y el retraso del diagnóstico correcto contribuye a un aumento en la destrucción de las estructuras y a la formación de abscesos.
Los dolores son bastante característicos pues a diferencia de los que provienen de la columna, estos se concentran más abajo, hacia la región glútea en su parte central, la molestia es intensa al palpar la articulación, da incomodidad al estar sentado obligando al individuo a cambiar de posición permanentemente. El paciente siente que no puede enderezar la espalda y pierde el cavado natural de la cintura, con sensación de rigidez y espasmo muscular, hay dolor localizado a nivel de los hoyuelos que se marcan en la cintura, por encima de los glúteos, el dolor se irradia hacia la región donde se aplican las inyecciones; también puede haber reflejos hacia adelante, a la altura de los ovarios o testículos, puede haber también dolor en el muslo y en el nervio ciático. Al caminar, el paciente tiene la sensación de tener una pierna más corta y esto se debe a la contracción muscular que se produce en la zona, por dolor.
Esta afección es difícil de diagnosticar ya que se le confunde con otras afecciones de la pelvis y su solución pasa primero por buscar adecuadamente el origen, si este es reumático la instalación del dolor es progresivo y de larga data y se trata con medicamentos anti-inflamatorios y tratamientos locales, obteniendo buenos resultados; si el origen es traumático el dolor aparece inmediatamente después del trauma y el tratamiento es distinto y ya que el dolor es causado por un desplazamiento muy sutil de la articulación, la solución es también mecánica y sólo una maniobra de fisioterapia logra resolver en forma inmediata el problema y que tienden a repetir los mismos movimientos que la desplazaron, pero en sentido contrario.
Es sorprendente la mejoría inmediata que refiere el doliente paciente y que vuelve a la normalidad rápidamente, de hecho, una articulación que durante mucho tiempo estuvo desplazada, altera todos los elementos blandos que la rodean como los músculos, tendones, ligamentos y nervios que indefectiblemente se inflamarán y se harán sentir con el máximo dolor, pero eso luego de corregir la mecánica articular que originó el problema, se realizarán ejercicios y aplicaciones de diversa electroterapia que lograrán normalizar el proceso.
Se tiene que entender que el paciente no está enfermo, es solo una alteración mecánica y como tal deberá ser resuelta, de nada valen los remedios que calmen mientras dura su efecto, para reaparecer e dolor al cabo de unas pocas horas.
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